Hay consenso en el país en la necesidad de avanzar “en competitividad”, lo cual supone tener potencial humano con manejo de Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI). Sin embargo -en los últimos resultados de la Prueba internacional de PISA 2009- nuestros estudiantes aparecen en el último lugar dentro de la Región, en el manejo de competencias científicas (ver nuestra última reflexión en este mismo blog).
Evidentemente, la formación en CTI debe darse fundamentalmente en la Educación Superior; sin embargo, importa promover una profunda cultura investigativa desde la Educación Inicial.
POTENCIALIDAD Y LIMITACIONES
1. De acuerdo a los resultados de PISA 2009, los estudiantes peruanos de 15 años de edad (la mayoría de ellos en el tercero y cuarto año de educación secundaria) llegan a unos 369 puntos en el manejo de competencias científicas. Estamos en el penúltimo lugar entre los países evaluados por PISA y ocupamos el último lugar entre los países de la Región. El 33% de nuestros estudiantes apenas llegan al mínimo de rendimiento establecido por PISA 2009; y –aún más- el 35.3% de ellos está por debajo de este nivel mínimo. Más de las 2/3 partes de nuestros estudiantes están por debajo de los estándares mínimos para afrontar las demandas de una sociedad, donde los conocimientos científicos son contenidos, entorno y medios de toda práctica social.
2. Durante la Reforma Educativa velasquista (década del 70), el “Programa Nacional de Mejoramiento de las Ciencias” (PRONAMEC) dio un impulso muy importante al desarrollo científico entre los estudiantes de educación básica en el Perú. Un equipo de especialistas no solamente preparaban a los docentes para este cometido, sino que se dotaba a las instituciones educativas de laboratorios, equipos e insumos para la experimentación.
Posteriormente (década del 80) decayó el proceso formativo de ciencias en la educación básica. Aún más, en las dos últimas décadas, se priorizaron dos áreas curriculares: comunicaciones y matemáticas. Las disciplinas de biología, física y química se fusionaron en Ciencia, Tecnología y Ambiente (CTA), pero esta área curricular no estuvo dentro de las prioridades formativas. Podemos decir que a un modelo de economía de exportación primaria no le interesa que las mayorías nacionales crezcan en Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI). A pesar de ello, comprometidos maestros y maestras de base han persistido en formar a sus estudiantes. No es casual que este año (noviembre 2010), miles de estudiantes del país hayan participado en la XX Feria Escolar Nacional de Ciencia y Tecnología. Pese a limitaciones en las políticas públicas, nuestros estudiantes y docentes de Educación Básica demuestran que sí hay pasta para avanzar en CTI.
3. En el Bajo Piura, encontré que artesanalmente los Estudiantes de educación primaria y Docentes del Complejo Educativo de Bernal están comprometidos en una linda innovación. Tuestan la algarroba (abundante en la zona), la muelen y usando una “cafetera” extraen una esencia que se consume como si fuese un “café”. Esta innovación es promovida por el “Círculo de Autoeducación Docente” (CAD) que existe en el lugar.
En Payet (Independencia-Lima), los Estudiantes creativos del Colegio José Gabriel Condorcanqui ganaron (en el 2008-2009) un premio internacional en ciencias, presentando la innovación de “Biodigestor casero, energía limpia y saludable”. Una vez más, Estudiantes de sectores populares –agrupados en su Club de Ciencias y asesorados por un “Círculo de Autoeducación Docente” (CAD)- daban muestras de la gran potencialidad científica (pero escondida) de nuestros niños, niñas y adolescentes. Ver:
BIODIGESTOR:Energía limpia y saludable
Econegocios escolares con el fruto del aguaymanto
BIODIGESTOR:Energía limpia y saludable
Econegocios escolares con el fruto del aguaymanto
4. Así como en el distrito rural de Bernal (Piura) o en el distrito urbano-marginal de Independencia (Lima), ciertamente existen –a lo largo y ancho del país- múltiples experiencias de estudiantes que –con creatividad y entusiasmo- se han iniciado en el fascinante mundo de las innovaciones y de la experiencia científica. Existe una gran potencialidad científica en nuestros niños, adolescentes y jóvenes; pero estas posibilidades afloran y se desarrollan cuando hay docentes que saben orientar a sus estudiantes; es decir, cuando se dan condiciones de educabilidad para el desarrollo de una cultura investigativa. Cuando estas condiciones inexisten, se dan procesos contrarios.
5. Hace un par de meses pasé por el “mercado de libros” que hay en el Jirón Amazonas (Barrios Altos), cerca del Puente Balta en Lima. Me di con una sorpresa: no solamente se vendían textos, sino módulos y maquetas de experimentos listos para ser presentados en las “Feria de Ciencias” que se organizan en las diversas instituciones de Educación Básica. Miles de estudiantes acuden allí para adquirir lo que presentarán como experimentos suyos, en las escuelas y colegios, sin la mayor criticidad de los docentes. En lugar de formarse para la creatividad y la cultura investigativa, los estudiantes van adquiriendo el hábito del plagio intelectual, de la repetición mecánica y de la auto marginación científica, ajena a las demandas de la sociedad en el Siglo XXI.
CULTURA INVESTIGATIVA
6. El desarrollo de las capacidades investigativas resulta estratégico en todos los campos. Una apuesta por el cambio y la transformación de nuestra sociedad necesariamente requiere de investigación y de investigadores. La población en su conjunto debería tener –por lo menos- una cultura investigativa.
7. Debemos considerar que cada Pueblo tiene sus propias formas de producir conocimientos. Cada Pueblo construye su propio SABER. Por ejemplo, los Pueblos Indígenas amazónicos tienen su propio Saber, social e históricamente producido y acumulado. Debemos tomar tres precauciones sobre el Saber propio de nuestros Pueblos indígenas andinos y amazónicos:
- El Saber propio de nuestros Pueblos puede ser objeto de investigación científica;
- Podríamos usar los propios métodos de producir saber que tienen nuestros Pueblos originarios; y
- La Ciencia, Tecnología e Innovaciones occidentales no deberían destruir el Saber propio de nuestros Pueblos. Debería buscarse un diálogo intercultural. En lo posible, se debería buscar relacionar dialécticamente y con respeto los saberes propios de los Pueblos y los saberes occidentalizados.
8. Genéricamente podríamos decir que una persona tiene una cultura investigativa, cuando de manera sistemática y permanente:
- Busca satisfacer sus necesidades básicas (alimentación, vivienda, salud) usando el CONOCIMIENTO CIENTÍFICO – TECNOLÓGICO – INNOVADOR (que describe, explica, controla y predice los hechos, situaciones y procesos de la Naturaleza y/o la Sociedad). (Esta búsqueda puede darse usando el SABER ACUMULADO PROPIO de cada Pueblo o el SABER ACUMULADO DE OTROS PUEBLOS).
- Acepta ideas relacionadas a CTI;
- Usa palabras y gestos relacionados al quehacer científico, tecnológico, innovador;
- Asume actitudes y valores favorables al uso de la CTI;
- Practica costumbres y formas de actuar típicas de quien acepta el conocimiento en CTI;
- Participa en grupos u organizaciones relacionados a CTI;
- Acepta como prototipos de personas, a quienes están en CTI (vivos o muertos, reales o imaginarios).
- Utiliza medios y materiales afines a CTI.
9. Quisiéramos que todos nuestros Niños/as de Educación Inicial, Educación Primaria y Educación Secundaria asumiesen una “cultura investigativa”. Sería falso afirmar que todos los estudiantes de Educación Básica se convirtiesen en “investigadores” o en “científicos”. Quizás algunos vayan perfilándose como tales, si sabemos orientarlos.
10. Lo importante es que TODOS asuman una cultura investigativa: Tengan actitudes y sentimientos favorables al desarrollo y uso de Ciencia, Tecnología e Innovación, combinando el Saber Occiental y el Saber propio de nuestros Pueblos. Todo estudiante –desde Educación Inicial- debería formarse el hábito de enfrentar con actitud investigativa cualquier PROBLEMA de la vida cotidiana.
En el Instituto de Pedagogía Popular (IPP), así lo hemos entendido. En múltiples instituciones educativas que asesoramos, estamos promoviendo –junto a otras- capacidades de cultura investigativa (1). Y –de manera interesante- nuestra práctica institucional corrobora la predisposición de nuestros estudiantes hacia el desarrollo de competencias científicas, siempre y cuando tengan mediadores que los orienten en este fascinante campo.
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(1) Con el enfoque reseñado, el IPP acaba de publicar el siguiente texto. CHIROQUE CHUNGA, Sigfredo (2010). Guía para desarrollar Cultura Investigativa en los Estudiantes de Educación Básica. Lima, IPP, 120 p.
Me parece muy interesante para despertar el interés en los profesores para enseñar las ciencias naturales ahora C T A y aparte algunos profesores
ResponderEliminarno han sido formados en el área como debe ser y por lo tanto no toman importancia sobre el estudio y conservación del ambiente desde el aula, y aparte en las escuelas no hay laboratorios y ni que hablar de la participación de los profesores como asesores, porque sólo faltando unos días dicen a sus alumnos la feria de ciencias es tal día, es por eso que los padres recurren a Amozonas a comprar los trabajos y así con trabajo no realizado por el padre ni apoyo de del asesor se presentan a participar. Entonces que podemos esperar de nuestros alumnos.
Es muy lamentable ver como maestros CTA, no ayudan desarrollar su capacidad intelectual a los estudiantes porque son ellos los que hacen el trabajo o mandan hacer a otros profesionales ¿cómo entonces nuestros estudiantes van desarrollar la cultura investigativa?
ResponderEliminarAlgunos docentes sí nos preocupamos, y hasta investigamos sobre el tema para poder mejorar nuestra enseñanza. Pero la labor es de todos los docentes y de la sociedad misma, todos deben contribuir a formar la cultura investigativa en los estudiantes de nuestro Perú.
ResponderEliminar"El Saber propio de nuestros Pueblos puede ser objeto de investigación científica"
ResponderEliminarFRASE O LEMA a seguir, pues la occidentalizaciòn y/o los paradigmas modernos anulan nuestra innovación y creatividad, así como los saberes ancestrales o conocimientos milenarios.