miércoles, 23 de julio de 2014

MARCO CURRICULAR NACIONAL SIN FINALIDAD EXPLÍCITA

Como sabemos el Ministerio de Educación ha puesto en debate un Marco Curricular Nacional (MCN), en cumplimiento de las políticas 5.1 y 5.2 del Proyecto Educativo Nacional. Aunque no existe gran entusiasmo en el diálogo, se trata de un documento de primer orden; por ello, importa analizarlo.

DESAFÍOS Y DILEMAS

El MCN  se pregunta: ¿Cuáles son los desafíos y dilemas de los peruanos del siglo XXI que interpelan al currículo? Señala y analiza seis: (1) Desarrollo de la persona; (2) Desarrollo económico y competitividad; (3) Equidad y justicia social; (4) Democracia y estado de derecho; (5) Eficiencia, transparencia y descentralización del Estado; y (6) Producción y desarrollo del conocimiento (MCN, segunda versión, pp. 6-12).

En realidad, los desafíos establecidos son interesantes. Sin embargo, no llegan a constituirse en finalidades educativas, sino que -por la generalidad cómo se exponen- casi se quedan a nivel de principios: como contextos de referencia y no contextos de transformación en la práctica educativa. Por ello, los interesantes desafíos expuestos no devienen en fuente explícita de dónde se derivan los aprendizajes fundamentales seleccionados (pp. 13-14), aunque se formalmente se diga que se ha procedido así (p.13). Aún más, posteriormente no se establece cómo esos 8 aprendizajes y las competencias y capacidades que plantean permiten responder con historicidad a los desafíos.


FINALIDAD IMPLÍCITA

En realidad, no se postula una finalidad o finalidades explícitas de la práctica educativa y por ello, el énfasis que se coloca está en el “logro de aprendizajes”.

Pero ¿de qué vale el logro de aprendizajes si no se aplican, ni se orientan hacia el proyecto de vida de los estudiantes o del país? En realidad, el MCN tiene una limitación sustantiva: No explicita la finalidad educativa que sirva de norte de todo lo que se aprende.

No basta la formalidad de postular un “currículo por competencias”, cuando simplemente se postula el “conocimiento del cómo hacer o actuar”. A la larga se mantiene un engañoso modelo cognitivo que se queda en focalizados “logros de aprendizaje”, sin establecer el para qué lograr aprendizajes, en la práctica concreta de nuestro Pueblo.


EXPLICITAR FINALIDAD

Importa recordar que uno de los teóricos más importantes acerca del currículo fue el norteamericano Ralph Tyler. Él sentó las bases para concebir el currículo como un conjunto de experiencias de aprendizaje que los estudiantes obtienen como producto de la planificación, orientación y supervisión en la escuela. Pero, los aprendizajes logrados no quedaban aislados. Se orientaban hacia determinados fines educativos, en la histórica práctica humana.

Bien sabemos que la finalidad se cumple al término de un proceso; sin embargo, ella se fija al inicio del proceso y tiñe todo el proceso (“finis est primus in intentione, ultimus in executione”). La determinación de la finalidad es central en toda práctica humana, como la del establecimiento de la orientación formativa de los pueblos. Por ello, los grupos de poder guardan celosamente su autonomía para señalar los fines educativos y curriculares. Gimeno Sacristán dirá:
“El currículo es un texto que representa y presenta aspiraciones, ideales y formas de entender su misión en un contexto histórico muy concreto, desde donde se toman decisiones y se eligen caminos que están afectadas por las políticas generales, las económicas, la pertenencia a diferentes medios culturales, etc. Lo cual evidencia la no neutralidad del contexto para el texto y el origen de desigualdades entre individuos y grupos” (1).

Procesos de enseñanza y de aprendizaje que se quedan en la intrasubjetividad (logros de aprendizaje) ni siquiera tienen sentido para los teóricos del sistema hegemónico. En términos estratégicos, la finalidad educativa se plasma en el Saber Objetivado, pero al mismo tiempo, ella pre-condiciona la selección, organización del Saber objetivo y del mismo Saber subjetivado.

Cuando no se explicita la finalidad social del currículo, entonces,  se está asumiendo que simplemente ella corresponde a la simple reproducción y/o mejoramiento del modelo de sociedad vigente. Es el caso de la propuesta del MCN. Al no explicitar su finalidad orientadora, no solamente deja sin rumbo el logro de aprendizajes, sino que la misma selección de competencias se hace sin una estrategia de proyecto de vida de los estudiantes y de país

Hoy que en el Perú se quieren hacer grandes construcciones escolares, hay que recordar que -de alguna manera- la orientación del currículo determina también el tipo de infraestructura educativa que se quiere construir Cuando durante el Gobierno de Odría se construyeron Grandes Unidades Escolares, con talleres y hasta comedores, detrás de esas construcciones existía una explícita finalidad educativa y curricular.

Por todo lo dicho, sugerimos explicitar la finalidad de la propuesta curricular. En todo caso, precisar los resultados concretos que buscamos conseguir con los aprendizajes logrados en la Educación Básica.

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(1)  GIMENO SACRISTÁN, José, compilador (2010). ¿Qué hay de nuevo en las competencias? Madrid, Ediciones Morata, p. 15.

1 comentario:

  1. la verdad que la fundamentacion es buena, sin embargo se pierde en el cuerpo del mismo documneto las conexiones con la misma, comparto la idea con formar una cultura investigativa desde el nuivel incial, saludos maestro desde Jaen

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