Pasadas las elecciones regionales y distritales en el Perú (primera
vuelta), importa analizar, desde el ángulo educativo, su proceso y no solamente
sus resultados. Vamos a destacar tres aspectos.
LA EDUCACIÓN Y EL VOTAR “POR QUIEN
ROBA, PERO HACE OBRAS”
Durante el actual proceso electoral en el Perú, llamó la atención que la Encuestadora
Datum reportara que el 41% de los limeños señalase que estaría dispuesta a
votar por un candidato que “roba, pero hace obras”. Es evidente que esta aseveración tiene que ver
con la formación cívica, política y de moral pública en el conjunto de la
población (no solamente de Lima). Nuestro Pueblo debería estar sólidamente
formado para escoger sus autoridades, sopesando también sus valores, en bien
del mismo desarrollo.
La educación peruana no está contribuyendo en esta dimensión. En muchas
instituciones educativas, se realizan positivamente simulacros de elecciones.
Se pone énfasis en los procesos formales de cómo emitir el voto, pero hay
descuido sobre la capacidad de análisis crítico sobre los programas o sobre la
inmoralidad pública que conlleva el
aceptar la proposición que comentamos. Los estudiantes deberían formarse para
tener argumentos, sentimientos y organización críticos para rechazar la tesis
de hacer obras, robando en la administración pública. Señalamos algunas
derivaciones prácticas de lo que estamos señalando.
· Hay que
rechazar toda propuesta pedagógica meramente cognitiva o reducida a la
formación focalizada pragmáticamente en matemática y comunicaciones (como
sugiere algún “experto”), sin mayor base
doctrinaria. Ella resulta lejana a un
enfoque de una educación que contribuye a la formación integral de los humanos.
Aún más, este reduccionismo es ajeno al mismo desarrollo estratégico del país,
de las regiones y de los distritos.
· Hay que
preparar a los estudiantes para un pleno ejercicio de la ciudadanía no
solamente manejando los procesos formales de saber votar, sino y
fundamentalmente para saber analizar críticamente los programas de los
candidatos, así como sus comportamientos de valores. Esto debería darse no
solamente en el área de Personal-Social, sino también en la formación de una
“cultura investigativa” desde la Educación Básica. Como lo advierte Juan Carlos
Tedesco, la superación de un “analfabetismo investigativo” va de la mano en una
necesaria capacidad de saber entender los procesos sociales, como una manera de
un adecuado ejercicio de la ciudadanía.
DOCENTES COMO AUTORIDADES EDILES.
En las últimas elecciones municipales del 2010, un 20.85% de los alcaldes
electos fueron personas con título y ocupación docente. Analizando, la “Hoja de
Vida” de 1,621electos en el 2010 (de un total de 1818), encontramos que 338 reportaban
tener la profesión docente y estar en ejercicio en ella. Es decir, en el
período 2011 al 2014, unos se 380 alcaldes han sido docentes. Los regidores han
sido más.
En las presentes elecciones del 2014, no creemos que tengamos la misma
cantidad de docentes como alcaldes, pues hay una tendencia decreciente por
razones que no vienen al caso señalar. Podríamos estimar que vamos a tener unos
275 alcaldes con título y ocupación docente (un 15% del total), para el período
2015-2018. Y este núcleo de alcaldes, profesionales de la educación, junto con regidores también docentes podría servir
de base de apoyo para muchas iniciativas educativas a nivel
local-regional-nacional.
Propongo que se aproveche la condición profesional docente de los alcaldes
recién electos, para organizarlos como una inicial base de apoyo de cambios en
la educación del país.
· La
actual legislación concede atribuciones
importantes a los Gobiernos locales y regionales en materia educativa. Nadie
como los alcaldes-docentes para cumplir –de la mejor manera- estos mandatos
legales.
· Los
docentes que han sido seleccionados como autoridades ediles (alcaldes y
regidores) deberían ser el ejemplo de prácticas positivas hacia la educación,
desde el nuevo rol que cumplirán del 2015 al 2018.
AUSENCIA DE LO EDUCATIVO EN LOS
PLANES DE GOBIERNO.
En las actuales justas electorales, los planes de gobierno de la mayoría de
candidatos no han colocado en primera prioridad la cuestión educativa, salvo
honrosas excepciones, como la del virtual presidente regional de Loreto quien
ganó con su slogan “salud y educación”. Desde la sociedad civil, tendremos que
impulsar que todos las autoridades locales y regionales se comprometan con la
educación, principalmente de los más excluidos.
En el caso de los Gobiernos regionales, ellos tienen responsabilidad de
nominar las autoridades de las Direcciones Regionales de Educación. Habrá que
pedirles que seleccionen a personas que garanticen la continuidad de buenas
experiencias en el campo educativo o que inicien planes importantes en este
campo.
Desde ahora, habrá que solicitarles que expliciten lo qué van a hacer
durante su gestión en materia educativa. Importa llevarlos hacia compromisos
públicos.
EL CASO DE LIMA METROPOLITANA
El Gobierno Municipal de Lima Metropolitana se comporta legalmente como un
Gobierno Regional. Y desde este supuesto, apostamos en el 2010 a que el
Gobierno de Susana Villarán sería un ejemplo de cómo trabajar en el campo educativo,
desde ese espacio del poder. Nos equivocamos. Durante el período 2011 al 2014,
solamente se avanzó en tener prolegómenos escritos (normas y otros) de una gestión educativa en
Lima Metropolitana.
La “Región” Lima Metropolitana resulta la más rezagada a nivel nacional en
una propuesta descentralizada de educación. En la práctica, el Ministerio de
Educación (sede central) todavía sigue mandando en este espacio estratégico. El
Gobierno Regional del Callao tiene prácticas mejor estructuradas en relación a
estudiantes y docentes, que las ejecutadas por la gestión saliente de Lima
Metropolitana.
El flamante alcalde Luis Castañeda, en sus dos gestiones anteriores, poco
hizo por la educación de los limeños y limeñas. Ni siquiera reivindicó las competencias
que legalmente le corresponden al Gobierno Municipal. ¿Lo hará ahora? Tendremos
que exigirle que así sea.
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