Un 10 de diciembre del 1984
formalmente nació el Instituto de Pedagogía Popular (IPP). Quienes conformamos
esta institución –individual y colectivamente- nos seguimos sintiendo comprometidos
en aportar a la educación de nuestro país, pero en una perspectiva popular.
EDUCACIÓN POPULAR
El IPP no surge para “aportar neutralmente a la educación en general”. No.
Eso se puede realizar desde el Ministerio de Educación o desde cualquier
colectivo aún empresarial. Y no está mal que así sea.
El IPP nace con una razón de ser: practicar, difundir y teorizar la Educación Popular. Es decir, propuestas
educativas –dentro y fuera del aula- que coadyuvasen al cambio de modelo de
sociedad. Para decirlo con todas sus palabras, soñamos con una educación que
fuese germen e instrumento de un modelo de sociedad socialista. Y aquí está el
núcleo central que animó-a a sus fundadores y a sus integrantes de ayer y de
hoy, a proseguir con el lema: ¡Educación popular, siempre!
Mientras algunos asumieron la Educación Popular, como la focalización del trabajo
de enseñar y de aprender con personas de sectores populares u otros redujeron la Educación Popular como el simple uso de técnicas activas; en el
IPP, asumimos que la Educación Popular se definía radicalmente por la finalidad de los sujetos populares de
construir una Patria económica, social, ética y políticamente organizada según sus
necesidades e intereses inmediatos y estratégicos.
No buscábamos ni
buscamos una Educación “ombliguista” que se queda en simples “logros de aprendizaje”;
sino en aprendizajes (“saberes subjetivados”) que se plasman en prácticas
sociales para mejorar la condición humana modificando situaciones cotidianas y
estructurales (“saberes objetivados”). Por ello, toda realidad donde actuamos educacionalmente
no es un simple “contexto de referencia”
(para hacer, digamos, la diversificación curricular), sino un “contexto
de transformación”.
AUTOEDUCACIÓN PARA UN NUEVO TIPO DE
SOCIEDAD
La Educación Popular que asumimos en el IPP iba y va más allá de las
prácticas cotidianas de enseñar y de aprender. Buscaba y busca que ellas
se orienten a la construcción de un nuevo modelo de sociedad. Y en este
sentido, la Educación Popular es necesariamente política e ideológica, ética y
humana. Otras instituciones amigas también arribaron a esta conclusión y –con ellas-
se ha ido gestando un “movimiento educativo popular”. La Educación Popular no es una propuesta de "educación alternativa", donde lo central sean las nuevas experiencias de métodos o de recursos. No se define centralmente por los sujetos a quienes se atiende, ni por los métodos usados, sino por la finalidad política que tiene.
En este marco, la Educación Popular en el IPP la hemos venido asumiendo como
autoeducación. No en el sentido
individualista de autoaprendizaje; sino en la capacidad de un Pueblo o de
sectores del Pueblo de formular y plasmar prácticas sistemáticas de enseñar y
de aprender orientadas a construir la utopía de una nueva sociedad. No fue
casual que el IPP se hizo inicialmente presente en el escenario nacional, con
su Revista Autoeducación. Desde este
medio, se difundió –con criterio de frente- la protesta y la propuesta que se derivaban de nuestra opción de Educación Popular.
MOVIMIENTO EDUCATIVO
En 30 años de presencia del IPP en el país, a lo largo y ancho del territorio patrio, el IPP fue contagiando y aglutinando a
personas de todas las edades que asumían las tesis de la Educación Popular, con
énfasis en su finalidad. En organizaciones populares y también en la Academia,
fue creciendo el movimiento educativo-pedagógico
popular, a veces con el membrete de Pedagogía Histórica Crítica. Por
ejemplo, el actual trabajo educativo regional de Puno y de Moquegua se nutre
con Sujetos de Cambios y Propuestas de Cambio que han germinado desde la
relación directa o indirecta con la Educación Popular y con el IPP.
Muchos amigos o personas formadas en el IPP actúan en diversos estamentos
del país. No podemos decir que tenemos una organización educativo-popular; pero
sí un latente movimiento-educativo-popular.
Para quienes seguimos creyendo en la necesidad de un nuevo modelo de sociedad,
pensamos y sentimos que debe existir una práctica educativa, como germen e
instrumento de esa utopía. Y por ello, instituciones como el IPP, aún tienen
vigencia, siempre y cuando desarrollen pensamiento-sentimiento-organización
críticas para avanzar hacia una contextualizada utopía de sociedad.
En este 10 de diciembre 2014: ¡Salud, por el XXX
Aniversario del IPP!
Sigfredo, gracias a ti y todos/as los que pusieron la primera piedra del IPP. Parte de mi formación la bebí de ustedes y sigo apostando por la vigencia de la educación popular. Muchas felicidades por estos 30°.
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