Haciendo un balance de la
actual gestión educativa, debemos señalar que se está gestando un sistema que
–en el mediano plazo- pondría en cuestión la vigencia de la carrera pública magisterial, que supone
docentes nombrados. Las políticas magisteriales del último decenio apuntan al
crecimiento de los docentes contratados y a la disminución del magisterio
nombrado. Con el Gobierno de Ollanta Humala, crece esta tendencia de
desregulación de la fuerza de trabajo docente.
DOS
CAMINOS
Las cifras oficiales
reconocen que, para el año 2012, teníamos unos 324,461 docentes laborando en el
Sector Público. En este mismo Sector, estimamos que el número de docentes serían unos 328,930 en
el presente año (2013), subiendo a los 333,133 en el 2014 y a los 337,118 en el 2015.
Ver Cuadro N° 1. Este crecimiento (que en cifras relativas se desacelera) es
importante para mejorar la concreción del derecho a la educación en nuestra
Patria; pero hay que precisar las condiciones laborales que afrontan los
maestros/as.
Uno de los rasgos importantes
del modelo neoliberal es la desregulación de la fuerza de trabajo. La pérdida
absoluta o relativa de la estabilidad laboral se ven como “normales” en este
modelo. La supresión de algunos derechos de los
trabajadores como que se han “normalizado” y justificados con un
genérico argumento de la “meritocracia”.
En abstracto -para llegar a
la radical meta de ya no tener “trabajadores nombrados”- se presentan dos
caminos:
·
Buscar que los nombrados se retiren; y· Disminuir, desaparecer y/o relativizar los nombramientos.
Durante el Gobierno del Ingeniero Alberto Fujimori se
combinaron los dos caminos, en los Sectores Público y Privado. Para ello se
usaron procedimientos como el provocar el retiro del personal nombrado dándoles
incentivos o aplicando medidas coercitivas; pero también se impulsó la
terciarización de los servicios y la relativización de la estabilidad laboral.
En los Gobiernos de Fujimori y García, dentro del
Ministerio de Educación (MED), los procedimientos que primaron fueron: el
incentivo para el retiro de los trabajadores también docentes (Gobierno de
Fujimori) y la terciarización de los servicios, principalmente a nivel de Sede
Central (aumentaron las consultorías durante los Gobiernos de Fujimori y
García). Los nombrados en la Sede central del MED casi han desaparecido.
NUEVA
LEGISLACIÓN MAGISTERIAL
En la década del 90, los maestros de base –durante el
Gobierno del dictador Fujimori- en relación a políticas de
Nombramiento/Contratación no sufrieron mayores cambios estructurales, más allá
de los incentivos que se ofrecieron para el retiro de algunos. Ya durante la
década del 2000, podemos encontrar tres momentos muy definidos, establecidos por
la aplicación de una nueva legislación magisterial:
a) 2000-2007. Estaba
en vigencia (única) la Ley N° 24029 del
Profesorado.- Objetivamente, en este
período (Gobierno del Dr. Alejandro Toledo), el número de docentes contratados
subió del 6.6% (2000) al 17.7% (2007). En términos relativos, casi se
triplicaron los contratados. (Los datos específicos de este momento y de los
otros dos pueden verse en el Cuadro N° 1).
b) 2008-2011. Es
momento en que el Gobierno del APRA impuso la Ley N° 29062 de Carrera Pública Magisterial, en coexistencia
parcial con la Ley del Profesorado. El nuevo dispositivo formalmente relativizó
la estabilidad laboral de los docentes, para quienes saliesen mal por tres
veces en la “evaluación de desempeños”.
En realidad, el Gobierno Aprista no ejecutó ninguna
“evaluación de desempeños”, a pesar que en enero del 2011 debería haberse
realizado una para quienes estaban nombrados en la Ley del Profesorado y en junio-julio
2011 debería haberse realizado otra, al primer grupo que ingresó a la nueva
LCPM (en marzo del 2008 se dio el primer examen de ingreso a esta Ley).
Evidentemente, esta evaluación (“punitiva” como se le llamó por entonces) no se
realizó por el contexto preelectoral del primer semestre del 2011.
El Gobierno aprista, entonces, no retiró a
ningún maestro/a por la vía de la evaluación de desempeños. Por el contrario,
permitió el nombramiento de unos 30,524 nuevos profesores en los años 2008-2011.
Ellos venían de una situación de desocupados o de contratados. Para el Gobierno
aprista, estos nombramientos se hicieron dentro del nuevo marco legal de
estabilidad laboral relativa y con una clara estrategia de tener cifras “demostrando”
que el magisterio aceptaba su impuesta LCPM.
El Gobierno aprista, encontró a un 8.5% de
docentes contratados (2006), pero -fiel a su tradición del primer Gobierno-
infló la contratación de docentes al
inicio y término de su segundo Gobierno, al 17.7% (2007) y al 18.4% (2011.).
c) Después del 2012. En términos de la situación
de docentes nombrados/contratados -durante el actual Gobierno de Ollanta
Humala- la situación tiende a ser negativa para el magisterio peruano. Explicitemos mejor lo que acabamos de decir.
TENDENCIAS
ACTUALES
En el 2013 no ha existido nombramiento
de nuevos docentes. Desde el MED, se ha
previsto un Concurso de nombramiento de nuevos docentes, así como para quienes
están en situación de “interinos” para el segundo semestre del 2014. Nuestra
hipótesis es que –desde el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF)- o se
impedirá la realización de estos concursos o se les reducirá a su mínima
expresión. Partiendo de lo último, creemos que -de existir algún concurso de
nombramiento- la meta no sería mayor de 5000 nuevas plazas y que solamente un
10% de los “titulados interinos” se incorporarían a la Ley de Reforma
Magisterial, los demás saldrían del sistema, siendo sustituidos por docentes
contratados.
Simultáneamente, el actual
Régimen ha endurecido la medida de trabajar solamente hasta los 65 años de edad. Es decir,
los nombrados que llegan a esa edad deben cesar. Este año, con esta causalidad,
alrededor de 10,000 docentes nombrados/as han salido y sus reemplazantes son
contratados/as.
Al igual que el Gobierno
aprista, es probable que el actual Régimen tampoco realice alguna “evaluación
de desempeños”. Formalmente esto debería realizarse para fines del 2015 ó para
inicios del 2016. Pero esta acción explicitaría el carácter de “estabilidad
laboral relativa” que legalmente ya está vigente. Y la posibilidad de que algunos maestros/as se queden
sin trabajo reactivaría al magisterio sindicalizado, en un momento
preelectoral (2016). Desde este contexto, quizás se postergue la medida y/o se busquen
nuevas alternativas que cumplan con el mismo objetivo de desregulazación de la
fuerza de trabajo docente, sin generar mayores tensiones sociales.
En la práctica, el actual
Gobierno (asumo que desde el control del MEF) usa los dos caminos: provocar la
salida de nombrados/as y al mismo tiempo minimizar el ingreso de nuevos
nombrados.
Aunque en la Ley N° 29944 y
su Reglamento no se diga explícitamente que hay necesidad de aprobación del MEF
para llamar a concurso de nombramiento cada dos años, lo cierto es que ningún
gasto adicional del Estado procede, sin la autorización de este organismo. Por
ejemplo, en el presente año, se postergó la evaluación para el cargo de
directores, hasta que no hubo autorización del MEF sobre los gastos que esta
decisión conlleva. Al tener este candado del MEF, el núcleo neoliberal en el
poder no solamente “suelta la plata” cuando quiere y a quien quiera, sino que
tiene el control ideológico para activar o desactivar acciones que tengan
relación con el modelo hegemónico.
Dentro de este marco,
podemos leer las cifras que hemos colocado en el Cuadro N° 1. En el 2012, antes
de aplicarse la Ley de Reforma Magisterial, teníamos un 15.7% de maestros/as en
situación de contratados. En el presente año (2013), el porcentaje de contratados habría subido al
23.6% y para el 2015, tendríamos un 25.6% de contratados.
Si no se cambia el modelo, si
el MEF radicaliza sus opciones y si se tiene un
próximo Gobierno que continúe las mismas políticas laborales: en los próximos
años, se relativizaría el crecimiento de nuevos nombramientos docentes y –más bien-
se promovería la salida de los actuales nombrados. Siendo así, en unos 10 años,
la Carrera Pública Magisterial (reconocida por nuestra Constitución) “de facto” ya no tendría razón de ser,
pues ella supone docentes nombrados. La tendencia que hemos encontrado parece
corroborar esta posibilidad, con raíces políticas e ideológicas.
esto es inaudito asi peinsasn superar la educaicon!!!!
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