Los resultados de la
Evaluación PISA correspondientes al año 2012 no han hecho sino corroborar lo
que ya sabemos: ¡Nuestra educación se encuentra en crisis! Pero, la noticia ha
permitido que –por lo menos- se ponga en debate esta situación, aunque sea por
un momento. ¡Una crisis establecida desde los mismos parámetros del sistema
globalizado, con un tufillo –entonces- de eurocentrismo y de “colonialismo
pedagógico”.
Desde nuestra perspectiva,
queremos analizar esos resultados, recordando otras evaluaciones, así como considerando
sus “cierres de campo” y su nexos con el “para qué de la educación”.
ECE-LLECE-PISA
Recogemos algunas
expresiones de expertos en educación o autoridades, propagadas en los últimos
días, en el Perú, a propósito de la difusión de los resultados de la Prueba PISA:
·
“En
el Perú, no somos últimos en calidad de la educación, a nivel mundial ni
latinoamericano, porque solamente han participado en la Prueba PISA, unos 65
países de todo el mundo y sólo 7 de América Latina”.
·
“No creo que todo en el Perú sea una
desgracia. Es cierto, estamos en una ubicación deplorable pero los otros 7
países que participan son países que nos llevan ventaja en muchos sentidos”.
·
“Si
comparamos los resultados de PISA-2000 y los de PISA-2012, estamos mejorando.
Lo que pasa es que otros países mejoran más rápidamente que nosotros”.
·
“Estar
en la cola es culpa del magisterio peruano y hasta los dirigentes del SUTEP así
lo han reconocido”.
·
“Comparando los resultados de PISA 2000 con
los del 2012, positivamente descubrimos que estamos avanzando en comprensión
lectora y matemática; así como en el achicamiento de las brechas urbano/rural o
público/privado”.
·
“Necesitamos
cambios dramáticos en el sistema educativo”. “Debemos avanzar de una manera
mucho más agresiva en el sistema educativo, tanto en la calidad de la formación
de quienes se preparan para ser docentes como en la formación de servicio”
(sic).
Detrás de estas afirmaciones,
no hay cuestionamiento a los parámetros generalizados la Prueba PISA. En casi todos
los casos, hay aceptación del modelo de sociedad y de educación y de lo que se
trataría es de acelerar y hacer más eficiente lo que está en marcha. Y esto
evidentemente no es solamente una cuestión técnica, sino de opciones político-ideológicas.
Los resultados de la
Evaluación Censal de Estudiantes, ECE 2006-2012 (estudiantes de educación
primaria), de UNESCO-LLECE 1997 (estudiantes de educación primaria) y de PISA
2000, 2009 y 2012 (estudiantes de educación secundaria) nos llevan a la misma y
consabida constatación: Los estudiantes de la Educación Básica del Perú tienen
pésimos rendimientos, por lo menos,
en dos o tres disciplinas seleccionadas. La evaluación del Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de
la Calidad de la Educación (LLECE) nos señala que solamente estamos mejores que
Honduras y República Dominicana, en el concierto de América Latina. La
evaluación PISA establece que somos coleros a nivel internacional, por lo
menos, en 65 países donde se realizó la prueba.
Es interesante anotar que las ECE nos hablan de los bajos rendimientos en el 2° Grado de Educación
Primaria; los resultados del LLECE, nos repiten que similar situación se da en
el 4° y 5° Grado de Educación Primaria; y PISA ratifica el problema para el caso
estudiantes peruanos/as del 4° año de Educación Secundaria (15 años). Si
siguiésemos la cadena, ¿podríamos estimar que los resultados serían deprimentes
también en Educación Superior? Y si es verdad que “por sus frutos, los conoceréis”, podríamos aseverar que el sistema
educativo peruano –en su conjunto- se encuentra en crisis.
CIERRES DE CAMPO Y CALIDAD EDUCATIVA
Toda evaluación (también la educativa) es una valoración de una situación dada. Y obviamente para establecer esa
valoración, se requiere algunos parámetros de referencia. En PISA, estos
parámetros tienen que ver con –por lo menos- dos cierres de campo importantes: (a)
Evaluación en Comprensión lectora, Matemática y Ciencias; y (b) Saberes y
niveles en los saberes que son objeto de evaluación en cada una de las tres disciplinas.
PISA solamente busca valorar el rendimiento estudiantil en tres disciplinas.
Y para algunos esto es sinónimo de evaluar la calidad educativa; ni siquiera
señalan que se trata de “indicadores”, sino de la misma calidad educativa,
estableciendo un reduccionismo vergonzante. ¿Y la formación en ciudadanía,
derechos humanos, valores, interculturalidad… dónde queda? Muchos “especialistas”
hacen el juego a este reduccionismo que –para quienes tenemos un enfoque de
formación integral- resulta aberrante. Con cierta objetividad, deberíamos
hablar simplemente que “estamos mal en comprensión lectora, matemática y
ciencias, como indicadores de una formación
básica”.
Aún más, para quienes creemos que la calidad de la educación tiene que ver con un nexo inseparable entre:
, , y , una evaluación que se queda en el establecimiento del
(aprendizajes) resulta interesante, pero parcial e incompleta. Importa
determinar de qué manera los aprendizajes (saber subjetivo) se traducen en
práctica social (saber objetivado o educación con valor de uso) y ver si los
estudiantes avanzan a niveles de recreación (saber recreado), como una
exigencia de una pedagogía que cree en la creatividad también de los
estudiantes.
En la práctica investigativa, es absolutamente normal establecer cierres de
campo, sin que ello le reste seriedad. Pero –en todos los casos- el
investigador señala (justamente por la seriedad en su trabajo) los límites de
su estudio.
PISA también establece (lícitos) cierres de campo que limitan sus alcances.
Querer darle atribuciones mayores es inclusive distorsionar su seriedad, aún
dentro del marco en que se diseñó y aplicó. Evalúa tres disciplinas importantes,
pero esto no significa evaluar la “calidad educativa”, a no ser que –para algunos-
solamente ese sea el nivel de aprendizajes que requiere nuestro Pueblo.
EL PARA QUÉ DE LA EDUCACIÓN
Como lo dice nuestro “Proyecto Educativo al 2021” (PEN, p. 28), la
educación deberíamos asumirla como “fin” y como “medio” del Desarrollo Humano.
No se justifica per se. Tiene fines
que sirven de grandes referentes, hacia donde debería orientarse todo aprendizaje.
En principio, pueden existir logro en los objetivos
de aprendizaje; pero, ellos deberían tener impactos en la práctica social de las personas.
Es decir, ,
aunque sea una delimitación parcial, cobra su pleno sentido si todo ello se
orienta hacia fines explícitos. De lo contrario, estaremos con una visión “ombliguista”
de la educación. Claro está que el mejoramiento en estos campos es positivo,
pero su verdadero propósito está en que todo ello sirva para avanzar en Impactos
referidos al Desarrollo Humano, en la perspectiva del Buen Vivir. Por ejemplo,
si nuestra opción es tener un “país industrializado” para generar mejores
condiciones de vida en la población, la práctica educativa se debería orientar
hacia este “Proyecto de País”. El mejorar en aprendizajes cobraría un sentido
estratégico para el mismo desarrollo del Perú.
PISA está lejos de esta intencionalidad, aunque importa reconocer que busca
evaluar aprendizajes-aplicados y no simplemente enunciados cognitivos.
DETERMINACIONES Y/O
CONDICIONAMIENTOS
Usando un lenguaje de investigación, los rendimientos evaluados por PISA
vendrían a ser como la variable Y. Analizando
el comportamiento de esa “variable dependiente”, se tendrían que identificar sus
factores determinantes y/o condicionantes. Esto permitiría establecer, con
cierta base, cómo alterar la situación Y.
La evaluación de la UNESCO-LLECE no solamente estableció el nivel de rendimientos,
sino que estudió los “Factores asociados
al logro cognitivo de los estudiantes de América Latina y El Caribe”. También
PISA-2012 señala correlaciones que permiten identificar pistas posibles para
explicar el nivel en los rendimientos escolares. En ambos casos, no se cae en
simplificaciones ideologizadas como las siguientes: ¡El maestro es el culpable
y, por lo tanto, (sólo) hay que hacer cambios en su formación inicial o en servicio! o
¡Hay que acabar con el SUTEP, pues aquí está la raíz del problema!
En realidad, la crisis de la educación peruana y de otros países es de larga data. Y superar esta
situación también es de mediano y largo plazo. No se trata de alterar un solo factor
(X), sino y de manera concomitante, un conjunto articulado de factores: Enfoque
y fines de la educación, Currículo, políticas magisteriales, infraestructura,
condiciones de educabilidad, gestión educativa, tamaño y ejecución presupuestal…
Ahora bien, hacer estas transformaciones -de manera sistemática y sincrónica- suponen no solamente estar en el
Gobierno, sino estar en el Poder y hacer ejercicio del mismo. Todo ello, con
Proyecto de País. Y, en este sentido, desde un enfoque popular, el sentido y las
respuestas a los resultados de PISA y
otras evaluaciones tienen y deben tener una explícita connotación
político-ideológica.
El tufillo de “colonialismo pedagógico” que nos sugiere PISA, como lo denuncia
Pablo Gentili (1), no debe ser obstáculo para avanzar con otros parámetros
evaluativos.
____
Ver interesante análisis de Gentili en:http://blogs.elpais.com/contrapuntos/2013/12/rankingmania-pisa-y-los-delirios-de-la-razon-jerarquica.html
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