lunes, 6 de enero de 2014

DEMANDA SOCIAL POR LA EDUCACIÓN BÁSICA ALTERNATIVA (1)


Si concebimos la educación como “fin” y como “medio” del Desarrollo Humano Sostenible, necesariamente ella debería atender a la realización personal, pero también al desarrollo socio-económico. En este sentido, la Educación Básica Alternativa (EBA) debería tener un nexo entre lo social de los estudiantes y lo personal de los mismos. En esta parte, vamos a referirnos a la demanda social de la EBA. .

La demanda social por la EBA la abordaremos considerando: (a) Su necesidad desde el contexto nacional y (b) La potencial demanda realmente existente. .

 
EL CONTEXTO NACIONAL

El Perú todavía se organiza dentro de una economía primario-exportadora. La materia prima del país se explota y exporta, sin darle un mayor valor agregado y, para ello, se requiere formar personas con renovados saberes y competencias. Esta tarea no es solamente de la Educación Superior (universitaria y no universitaria); sino del conjunto del sistema educativo. La modalidad de EBA, incluyendo la educación técnico-productiva, se pondría pantalones largos si se ubicase en esta perspectiva. No solamente respondería a las expectativas de los estudiantes, sino a las demandas estratégicas del país.

Según el “Plan Bicentenario. El Perú hacia el 2021”:

“El desarrollo nacional requiere impulsar la diversificación y sofisticación de la economía peruana, buscando una participación mucho más sustantiva de las actividades manufactureras de alto valor agregado y nivel tecnológico en el PBI nacional. Ello demanda fomentar un proceso de industrialización… Las actividades que se consideran clave para diversificar la estructura productiva y promover las industrias basadas en el conocimiento y la tecnología son: la agricultura ecológica y las agroindustrias de exportación; la minería y la transformación de metales estratégicos para la microelectrónica (nanomateriales) y la robótica; la petroquímica y la producción de fertilizantes; la exportación de energía con fuentes renovables; la pesca y la acuicultura marítima y continental, así como sus industrias de transformación; la producción y la transformación  para la exportación de celulosa y maderas con base a la reforestación de zonas andinas y selváticas (lo que además permitiría la obtención de bonos de carbono). También están incluidos los servicios de turismo cultural, de aventura y gastronómico, y el servicio de salud y otros que se identificarán en el camino… (Por ello) en el Perú se requiere, además, que la educación se conecte adecuadamente con las necesidades del crecimiento económico y el mejoramiento social y ambiental” (2)

 Desde diversas opciones político ideológicas, se reclama que se avance hacia un modelo de industrialización en los diversos sectores. Los productos agrícolas, pecuarios y minerales deberían ser retrabajados. No solamente se trata de industrializar todo, sino de ganar en calidad, para ganar en competitividad. El sexto Objetivo Estratégico del Plan Nacional de Competitividad establece:

Desarrollar competencias en los jóvenes y adolescentes para lograr su mejor  desempeño en la sociedad peruana.
Del análisis de la vinculación entre educación y competitividad se sostiene que la competitividad del país se verá fortalecida en la medida que se cuente con ciudadanos que tengan las competencias necesarias para hacer frente a las exigencias productivas y sociales de la vida contemporánea” (3)

 Los avances en competitividad y en procesos de industrialización  requieren tener personas calificadas para ello. El desarrollo de capacidades en personas jóvenes y adultas –de alguna manera- tiene un retorno más rápido que en otros niveles educativos (4).

 En  el mediano y largo plazo, la educación debería preparar a las personas para los nuevos requerimientos de la sociedad peruana. Sin embargo, es posible acortar las distancias en este proceso formativo, si se priorizase a las personas jóvenes y adultas. Una EPJA que -además de responder a las demandas remediales- encarase procesos de actualización y capacitación de jóvenes y adultos tendría efectos casi inmediatos.

Aún más, no se trata solamente de dar respuestas meramente economicistas a las demandas educativas de la sociedad peruana. Importa que ella se postule con rostro humano, dentro de una estrategia liberadora.

Desde nuestro enfoque, no usamos la categoría “capital humano” para referirnos a las personas con capacidades productivas. Sin embargo, existe una valiosa información –usando esta categoría- que nos revela que en el Perú existiría un déficit estimado de 862,750 personas técnicamente calificadas. Ver Gráfico (5).

 



Entre las ocupaciones técnicas de mayor requerimiento formativo y que podrían ser atendidas en lo inmediato por los CEBA y CETPRO están: la gastronomía, técnicos agrícolas, turismo, cuidado medio ambiental, etc. La demanda existe; pero realizar la oferta correspondiente a través de los CEBA y CETPRO exigiría transformaciones profundas en estas instituciones. Los currículos, la formación docente, la infraestructura-equipamiento, el presupuesto y la misma organización educativa deberían cambiar. Obviamente esto supone cambios en los decisores de política y no tendríamos  una EBA con enfoque remedial, sino como parte de una estrategia de desarrollo nacional y regional.
 
LA POTENCIAL DEMANDA
 Según estimados del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), en el año 2013 somos más de 30 millones de peruanos y peruanas. Para el 2015, habremos sobrepasado los 31 millones (ver Cuadro Nº 1).
 

Para el 2013, el INEI ha estimado que la población peruana de 15 años y más asciende a los 21’276,470. Desde un enfoque amplio de la EPJA, este total de Personas Jóvenes y Adultas deberían ser la potencial demanda de la EPJA.

Hemos considerado, que, contextualizando la EPJA en el Perú, no deberíamos incluir a quienes ya tienen educación superior universitaria o no universitaria, completa o incompleta. De alguna manera, esta población ya no requiere una educación remedial (de complementación a una educación básica no realizada o incompleta). Y en la perspectiva de una educación permanente, esta población con estudios superiores (universitarios o no universitarios, completos o incompletos) debería tener la atención de las instituciones de educación superior.

En realidad, el número de la potencial demanda coincide con el tamaño de la Población Económicamente Activa (PEA). Y este segmento poblacional debería tener a la educación como “fin” y como “medio” de su desarrollo humano. Esto debería traducirse en servicios de: alfabetización, de complementación de la Educación Primaria y Secundaria y de Actualización permanente.

Con el anterior cierre de campo, hemos estimado que la real demanda de la EPJA-EBA en el Perú, para el 2013, es de:
·         1’451,441 iletrados e iletradas;
·         1’183,185 con Educación Primaria incompleta;
·         4’665,805 con educación Secundaria incompleta; y
·         14’727,573 mayores de 15 años que requieren alguna capacitación y/o actualización.
Ver Cuadro Nº 2.



Desde estas demandas sociales, destacamos tres derivaciones posibles:

a)    La necesidad de fusionar y –cuando menos- coordinar lo que se hace en los CEBA y en los Centros de Educación Técnico-Productiva (CETPRO). Una fusión de los CEBA y de los CETPRO sería recomendable, pero esto demandaría cambio en la Ley General de Educación del 2003 (LGE, 2003) y su Reglamento, por ello, demandaría tiempo. Mientras tanto, se debería hacer fusión como “coordinaciones” de actividades.

b)    Urge modificar el currículo, contextualizado a las perspectivas de desarrollo regional-nacional y de interculturalidad. Sin embargo, esto debería darse considerando la posible fusión de CEBA-CETPRO y los requerimientos que hacen los estudiantes actuales de los CEBA, como veremos en seguida.

c)    La EBA a nivel nacional debería adicionar a sus funciones actuales el de poner en marcha la propuesta de “Programa de Actualización” establecida en el modelo de “La Otra Educación…”.

 La EBA ya no debería concebirse como una educación supletoria y de meritocracia formal (tener “cartones”). Ella debe ser parte necesaria de la estrategia del desarrollo de nuestro País. Sus participantes deben asumir el proceso formativo como “fin” de su desarrollo humano; pero -al mismo tiempo- como una potente palanca o “medio” del mismo desarrollo humano, a nivel individual y colectivo. Una EBA planteada con este enfoque tendría todo el derecho de reclamar mayores recursos presupuestales, así como tener un sistema de re-formación inicial y en servicio para los docentes que laboran en esta modalidad. Aún más, se tendría que trazar una estrategia para responder a los nuevos requerimientos de infraestructura, equipamiento y renovada organización de los estudios.

 

(1)       Tomado de CHIROQUE CHUNGA, Sigfredo y CONISLLA CÁRDENAS, Oscar Ronny (2013). La
           educación Básica Alternativa en el Perú”. Lima, IPP, p. 39-45.

(2)       CEPLAN. Plan Bicentenario. El Perú hacia el 2021, aprobado por Decreto Supremo N° 054-2011-PCM, Lima, CEPLAN, p. 12.

(3)       PCM. Plan nacional de competitividad. Perú, 2011.  Lima, PCM, 2011.

(4)       Ver GARCÍA, Iván M. Inversión en el desarrollo de capacidades. Quito, Grupo Social  Fondo  Ecuatoriano Populorum Progressio, 2012.

(5)       PERU ECONÓMICO. Mapa de capital humano. Lima, Perú Económico, 23 de octubre 2013.

 

 






 

 
 

1 comentario:

  1. En la actualidad hay una tendencia de las políticas públicas de ir elimando la EBA. Bueno sería si el sistema educativo acoge a todos y todas los peruanos en la EBR, pero no es así. Se trata de una sostenida práctica de agonizarla con pocos recursos, poco material educativo, débil capacitación, déficit en aprendizaje. Para remate se protege los CEBA privados y se obstaculiza los CEBA público.
    Sigfredo, sería importante convocar a un movimiento pedagógico de docentes comprometidos con la EBa desde la perspectiva de Freire, por ejemplo, para asumir el denominado enfoque de Educación Popular.

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